El Blog del Camí

La Adolescencia

Publicat el 01 Octubre 2015

Conceptos importantes en la relación con adolescentes

-Conciencia de estilo comunicativo:

Es importante ser consciente de como los padres se comunican con sus hijos adolescentes. Hay estilos comunicativos que a pesar de ser formulados desde la buena fe, lo único que hacen es generar conflictos y no nos ayudan a mejorar aquello que realmente nos tendría que importar más como padres: el cultivo de una relación adecuada con nuestro hijo y el conocerlo de verdad. Suelen ser hábitos relacionales y comunicativos establecidos por repetición inércica y suelen estar formados por detalles que nos pasan desapercibidos y que si aprendemos a poner el foco de atención, nos pueden ayudar a mejorar las relaciones a casa.

Algunos de ellos son: La atención negativa, los mensajes en segunda persona, las negaciones y las preguntas.

-La atención negativa-

El adolescente, con todo su fardo de cambios, se encuentra con la necesidad de ser, sentirse libre y decidir por él mismo; pero, al mismo tiempo, siente pánico cada vez que tiene que hacer o tomar una decisión solo. Cuando se encuentra en esta situación tiene dos opciones: o enfrentarse a este miedo y tomar la decisión o delegar en los padres esta decisión.

El adolescente que se acostumbra a tomar la opción de delegar la responsabilidad de la decisión no es todavía bastante maduro para hacerlo de la manera correcta y enfrentándose con sus miedos, entonces, la manera que encuentra para hacerlo es provocando a los padres porque le sustituyan en la responsabilidad de tener que tomar sus propias decisiones. Y los padres, de buena fe, pican a las provocaciones aconsejando, castigando, reprobando, restringiendo... que no dejan de ser diferentes formas de dar atención negativa.

El esquema suele ser el siguiente:

Se le acude al chico o chica, la idea de tomar una decisión responsable por él mismo.

. Le invade una sensación de pánico.

. Hace algo que sabe que provocará a sus padres, porque sean ellos quienes tomen la decisión.

. Los padres responden diciéndole que se porte bien, supervisando, regañando, dando su aprobación, etc.

Así, damos atención negativa cada vez que decidimos por nuestro hijo, cada vez que le resolvemos un problema que puede resolver él, cada vez que entramos en su juego o caemos a la trampa de una provocación generada para evitar que él tome una decisión... Este proceso se repite una y otra vez por inercia una vez queda instaurado el hábito relacional entre padres y adolescente y una vez este se ha acostumbrado a recibir la atención negativa que necesita como si fuera adicto.

Además, esta atención negativa los sirve, en ocasiones, de excusa para topar con el supervisor coercitivo (padre de buena fe o no pero enfadado y/o pelmazo) que los ayuda a sentirse rebeldes -por privación o limitación- cuando en realidad esta coerción que sienten es alivio para poder tener un mundo o alguien contra quién pagar su rabia e inseguridad -lo cual siempre le da el punto épico a esta etapa de la vida intensa emocionalmente que denominamos adolescencia-. Hasta este punto llegan las contradicciones en el adolescente.

Qué pueden hacer los padres ante esto?

Antes que nada tener claro dos normas:

. No hacer por los hijos el que ellos pueden hacer por ellos mismos.

. Dejar de controlar las decisiones que incumben a los hijos; más bien el contrario, ayudar y animar a que tomen sus propias decisiones.

Los padres tienen que aprender que sus hijos necesitan empezar a quedarse “sólo” con sus tareas y deberes para que aprendan a asumir responsabilidades. Cuando los adolescentes se acostumbran a recibir un trato que linda el servilismo, hacen todo el posible para que continúe.

Ante este quedar “sólo”, el adolescente responderá con chantajes del estilo: “no te importo”, “esta vida es una mierda” o “es culpa tuya” o quizás lo resolverán todo con un lacónico “paso” hasta que alguien se decida a resolver la cuestión por él.

Entonces los padres no tienen que desilusionarse o frustrarse ante el comportamiento negativo del hijo y no lo harán si entienden que aquello que están haciendo es traspasar el control de la situación a su hijo. Hay que ser firmes en la decisión de no tomar las riendas, (algo no exento de dificultades porque es bastante posible que tomar las riendas es el que ha haya tenido que hacer siempre desde que nació su hijo) estar preparado y relajado por recibir las contestaciones de la mejor manera posible y saber pararse un mismo y no decir nada. Porque la experimentación de desilusión y frustración será el primer paso para conceder al adolescente la atención negativa a la cual está acostumbrado.

Por lo tanto, padres, no tenéis que lamentaros por él, expresar alarma, hacer preguntas, mover la cabeza, dar consejos hasta la extenuación... os tenéis que parar para dejar de reforzar la conducta irresponsable de vuestro hijo!

-Los mensajes en segunda persona, las negaciones y las preguntas-

Los padres ayudan a suscitar los comportamientos o conductas que los molestan de sus hijos de dos maneras: desencadenándolas antes de que empiecen y reforzándolas cuando aparecen. El desencadenante solo ser una forma de mensaje en segunda persona o una pregunta. El refuerzo es la atención negativa.

Estas, son algunas formas específicas en que los padres suelen estar desencadenante o reforzando el comportamiento que los molesta:

1)Los mensajes en segunda personahacen que la persona se sienta acusada, herida, enfadada, decepcionada, etc. Los mensajes de este tipo hieren cuando son recibidos; por el contrario, los mensajes en primera persona permiten expresar los sentimientos sin herir a nadie. Algunos mensajes en primera persona son:

. Me siento (emoción)... porque (concretar de manera sencilla y clara el motivo)... y me gustaría (concretar de forma simple y clara la solución)...

. Me siento (emoción)... cuando (concretar de manera clara y simple el motivo)... necesitaba decírtelo

Formas de empezar una conversación en primera persona son: Me siento..., Me gusta..., Deseo..., Quiero..., Voy a..., etc.

Ojo! Una frase puede ser en segunda persona aunque empiece con “me siento” o “quiero”. Por ejemplo: “Siento que lo hiciste a propósito” o “Quiero que actúes así” son frases en segunda persona, mientras que “Me siento furioso cuando utilizas mis cosas” es una frase en primera persona. Los padres tienen que pensar como un dedo. Si el dedo apunta hacia ellos, es una frase en primera persona; si apunta hacia el otro, es una frase en segunda persona.

2)Las negacionesson de utilización recurrente y automática. Siempre que los adultos sientan la tentación de utilizar una frase negativa, tienen que imaginarse que están perdidos en una isla y que un piloto de helicóptero hace un pase para preguntar qué provisiones desean que se los echen. El mejor será decirle qué es lo que quieren; si le hablan con negaciones (no quiero perfumes, no quiero persianas, no quiero una guitarra eléctrica *signature, etc.) morirán de inanición.

El No de un padre a un hijo tiene la particularidad de incitar a hacer aquello que decimos que no se puede hacer. Los padres tienen que abandonar las negaciones hasta que manejen con facilidad las afirmaciones puesto que no siempre permiten expresar todo aquello que pensamos o deseamos hacer.

3)Las preguntasno hacen nada más que presionar al el interlocutor para que tome la responsabilidad de un sentimiento o de una idea que originalmente pertenece a otra persona. Conviene cambiarlas por afirmaciones.

Algunos ejemplos que podemos probar: en vez de; “Donde eras?”, podéis probar con; “Estaba preocupado por tú, porque pensaba que estarías en casa a las cinco” o en vez de; “Has hecho tu trabajo?”, podéis probar con; “Querría saber si ya has limpiado la habitación” o en vez de; “cómo volverás a casa?” podéis probar con; “Me preocupa tu seguridad y me gustaría saber que volverás sano y salvo” o en vez de; “Donde te gustaría comer?” podéis probar con; “Hoy me gustaría ir a comer a un restaurante italiano”.

-Palanca de cambio

Como decía al principio, los padres tienen que aprender a tomar conciencia de cómo se comunican con su hijo y saber qué es el que dijeron antes de que se diera la situación de conflicto.

“Si quisiera que mi hijo dijera palabrotas o me insultara, qué le diría?”.    

Hacerse esta pregunta es una buena manera de ver que quizás los padres, a veces, ayudan a que el hijo explote.

Os animo a probar de cambiar vuestra manera de hablar y no sólo en casa puesto que os puede servir para mejorar vuestro estilo relacional en cualquier situación. Con atención positiva; estimulante y asertiva, mensajes en primera persona y afirmaciones que nos eviten hacer preguntas que puedan generar conflictos innecesarios.

 

 

Xavier Garriga 

Psicòlogo infantil i juvenil 

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